La entrada es en honor a un mal borracho que le estaba echando los perros a la portu de una panadería. Bueno, en realidad se los estaba echando a una china que trabaja en un bar cerca de esa panadería, pero el tipo sí estaba incomodando a la portu pidiéndole que le recomendara un chocolate. En su mundo, era incapaz de entender que la portu no come chocolates, o que no tiene preferencias de marca. Capaz tenía otras cosas mejores en que pensar que ponerse a enumerar sus chocolates favoritos.
La gente sigue pensando que sus problemas son el centro del universo y que uno debe prestarles atención. Y si no lo haces, se molestan porque eres un insensible ante su realidad. Debe ser que ellos no lo son ante la tuya. Debe ser que en su maravilloso mundo en miniatura todo es mejor (o peor) que lo que sucede a los demás y por eso el afán de defenderlo a capa y espada.
Y pretenden arrastrarte en su carrusel ridículo, que se frena de repente cuando demuestras una entendible falta de euforia o empatía al respecto. ¡Oh desolación! ¡Eres incapaz de entender que yo me siento mal por algo que a tí no te interesa en lo más mínimo! o ¡No celebras MI momento!... los hay confiados en esta vida. Pongamos un caso, te negaron una salida. ¿Quejarte conmigo que tus padres son unos ogros va a hacer que mágicamente llegue el hada de las rumbas y te saque de farra? no. ¿Estas molesto/a? no aburras a los demás y quedate tranquilito en tu cuarto.
Así que... ¿Cuál es tu chocolate entonces? el que escojas, disfrútalo. Eso sí, no jodas.
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