Siempre me ha parecido interesante la gente que defiende clichés. En estos días veía por la televisión a una mujer quejándose con de un certamen de belleza, porque a su juicio (y acá viene el cliché) "denigran a la mujer porque hacen ver como correcto que tener silicón en el cerebro y no decir nada inteligente". Estaba que le enviaba un mensaje a su programa diciendo "felicidades, has demostrado que la mujer venezolana no necesita de silicón en el cerebro para no decir nada inteligente".
La misma mujer se quejaba con otro cliché, el que dice "ahora las niñas no piden fiestas de 15 años sino operaciones, y bien alcahuetas que son los padres que se lo permiten". O sea, estás defendiendo las fiestas de 15 años. Fiestas que han perdido completamente su sentido.
A ver, me explico. Antes, a las mujeres se les "entrenaba" estilo geisha en diversas artes para "conseguir marido": caligrafía, conversación, costura, cocina, postura, manera de caminar, etc., etc., etc. Si no me creen lean Mujercitas. Luego, cuando tenían una edad apropiada (los 15 años, fecha en las que la mayoría tenían la menarquia), "debutaban" en sociedad como pequeñas damas de compañía (en el buen sentido) y casaderas. Así como quien pone el ganado a la venta luego de cebarlo pues.
Hoy día, las fiestas de 15 años son excusas para jartar caña y pavonearse con "mi fiesta es mejor que la tuya, ergo, soy mejor que tú". Fiestas donde las agasajadas son "debutantes", donde en lo único que han debutado es en el desvirgue que seguramente ya ocurrió u ocurrirá al final de la fiesta en cuestión. Porque eso de saber comportarse, distinguir el cuchillo de la mantequilla del de la ensalada y demás enseñanzas del manual de Carreño pues... nada, que eso ha quedado en desuso.
Me parece gracioso entonces que alguien en su sano juicio (especialmente si se autoproclama "de avanzada" o "feminista" o "socialista" o demás "istas") venga a defender una fiesta de 15 años. Pero bueno, vive de clichés y morirás como todos.
0 comentarios:
Publicar un comentario